Reflexión en visperas de la Batalla de Vuelta de Obligado: 20 de Noviembre día de la soberanía nacional

Los argentinos hemos soportado en las últimas décadas la derrota más tremenda que se le puede infligir a una nación, la derrota cultural. Los intereses que se han beneficiado y se benefician con el saqueo de nuestras riquezas naturales y con el fruto de nuestro trabajo, desangrando nuestra economía a favor de las grandes concentraciones económicas transnacionales, se han encargado, muchas veces a través de sicarios locales, de denostar nuestra cultura, de destruir nuestra educación, de violentar nuestra comunidad y de hacernos creer que no valemos nada.

Fruto de ese accionar hemos perdido en gran medida nuestro sentido de pertenencia, nuestra identidad, el conocimiento de nuestra historia y de los valores que forjaron nuestra nacionalidad. Y una nación que no sabe de dónde viene difícilmente pueda entender hacia dónde debe ir.

Nadie se inserta en la sociedad desde el anonimato, solo puede hacerlo desde una identidad. Tampoco ningún país podrá realizarse e insertarse en la comunidad de naciones si no se afirma en su identidad, en el conocimiento pleno de su potencial y en el compromiso de los ciudadanos con su causa nacional.

Es fundamental, entonces, que cuando recordemos un hecho histórico de esta magnitud lo hagamos para identificarnos con el sentimiento de nuestra nacionalidad, para que apoyándonos en él enfrentemos el presente con la misma convicción y decisión inquebrantable con que nuestros antepasados defendieron nuestros intereses nacionales.

Por lo tanto, el sentido que debe tener recordar la Batalla de la Vuelta de Obligado no puede ser el de realizar una evocación multitudinaria y mediática para después continuar permitiendo que nuestro país siga desangrándose económica, social y culturalmente. Este momento debe ser aprovechado para convocar a todos los argentinos a recuperar el camino de la auténtica defensa de la Soberanía Nacional.

Y los gobernantes deben ser los primeros en dar el ejemplo patriótico, como lo hicieron San Martín, Rosas, Irigoyen y Perón. Porque hoy como ayer, los pueblos saben diferenciar a los líderes patriotas, por los que vale la pena acudir a su convocatoria sin pedir nada a cambio, de aquellos que tras cantos de sirena no hacen otra cosa que permitir que “la manguera chorree para afuera” y dejan en su paso por la función pública los rasgos inequívocos de la entrega y la corrupción.

No hay diferencias de fondo entre las pretensiones imperiales del pasado y las actuales. Los piratas y corruptos de ayer y de hoy no son muy distintos, tienen la misma falta de respeto por los pueblos y las mismas ambiciones insaciables de riquezas y poder.

Está en nosotros, entonces, volver a defender nuestra soberanía nacional ejerciendo democráticamente nuestra propia soberanía ciudadana, para que nunca más se nos falte el respeto como Pueblo ni se nos humille como Nación. Volvamos a defender nuestra soberanía nacional.

Links que se recomienda al lector que visite:

http://www.lagazeta.com.ar/visperas_de_obligado.htm#12 http://www.lagazeta.com.ar/obligado.htm