martes, 22 de febrero de 2011

Puesteros de La Salada quieren una solución

Expectativas. Sueños de permanecer, trabajar y poder ser dignos. Más allá del negocio de muchos, está el trabajo de miles, de los nuestros y de las colectividades bolivianas y peruanas. Es el Paseo de la Ribera, cerca de 5 mil puestos que abarcan cerca de 10 cuadras a orillas del Riachuelo Matanza, en Ingeniero Budge, Partido de Lomas de Zamora.
Tanto puesteros como armadores están preocupados porque no saben si van a poder seguir con su trabajo en la Ribera, ya que se está llevando a cabo la ruta de doble mano que une Puente La Noria con Ruta 4 o Camino de Cintura.
El tramo realizado llega hoy hasta el Arroyo del Rey, por lo que los primeros puestos que son de madera son lo que comienzan a sufrir. Deben dejar pasar la obra.
En ese tramo del Arroyo, la ruta hace una "S" y prosigue por la mano sur de la feria y toma la vereda del lugar.

Ricardo Moreno, presidente de la Cooperativa de Provisión de Servicios La Salada, asegura que muchos puesteros van a seguir trabajando, pero necesitan saber cuáles son las reglas.
Mónica, una de las primeras que estuvo por el 2002 en La Salada quiere reglas claras: ellos tienen un proyecto de Paseo Costero, con puestos desarmables, con techo, iluminados, con corredores adecuados, piso de material y el saneamiento del Río. Dice "no podemos mejorar las instalaciones porque siempre nos abandonaron y ahora nos quiereen dejar afuera. Pero vamos a seguir acá cueste lo que cueste", afirmó.
Los trabajadores, armadores y vecinos que viven de esta enorme fuente de trabajo aseguran que van a seguir en ese lugar porque es su vida, sus sueños y futuro y no van a permitir que se los arrebaten.
Propuestas hay muchas y tienen voluntad. También refieren que existe voluntad por parte de las autoridades del Acumar y del municipio. Sin embargo creen que deben tener la certeza que los dejarán trabajar en esa zona, porque no sólo perjudican a los puesteros sino también a vecinos que ofrecen sus casas para estacionamiento, baño, preparado de comida, venta de productos y lo más importante, la contención social que provoca sobre miles de jovenes que ayudan a sus familias o se ganan su sustento en La Salada, de manera orgullosa y digna.
Aunque tal vez para el sistema, esos trabajadores deberían tener obra social y aportes jubilatorios más algún impuesto a la renta de sus trabajos, tipo monotributo. Pero como nadie les da hoy salud adecuada ni les asegura una jubilación, prefieren estar así, "en negro" para el sistema.

La historia
Cuando por los años 2001/2002 explotaba la crisis económica comenzaron a surgir modelos de producción e intercambio dignos de la época medieval. El "trueque" era la
veddete, sistema en donde cientos de personas llevaban sus cosas y las intercambiaban en muchos casos mano a mano o por diferencias de dinero o alimentos.
Pegado a este sistema vino el Plan Jefes y Jefas, que calmó de alguna manera la angustia social por los miles de personas que quedaron fuera del sistema de trabajo. Eso redujo los ánimos de un pueblo devastado nuevamente.
Sin embargo, como explica Mónica, una de las primeras en La Salada, "nosotros no tuvimos nada de eso, preparabamos las mercaderías y las poníamos para venderlas, junté cartón desde chica y siempre trabajé para mantener a mis hijos". "Y ahora, después de haber sufrido constantes abandonos por parte del Estado, quieren quitarnos este modelo de autogestión que creamos porque dicen que contaminamos el Río, algo inédito".
"De este Paseo de la Ribera viven más de 30 mil personas, calculá 5 mil puestos y a cuatro personas por puestos más todo lo que está alrededor. Y no te olvides que acá comenzaron a sentirse parte del trabajo miles de pibes que no tenían posibilidades laborales, que robaban o se drogaban, hay una contención social muy grande", sostuvo.
Por su parte Moreno reconoce que culturalmente les enseñaron a tirar la basura al Río desde chicos, y que es verdad que la gente tira la basura, se hace cargo. Pero refiere:
"cuando la gente salía a la madrugada a tomar el colectivo para ir a trabajar llevaba consigo la bolsa de basura, era una costumbre y la arrojaba al Río. Pero no se si sabe la gente que por acá jamás pasó ni pasa aún el camión de la basura. La gente no tiene opciones, siempre estuvimos abandonados, pero queremos mejorar que nos pongan container para arrojar la basura y luego que la lleven, así no tiraremos más la basura al Río".

El lugar
Cuando uno camina por el Camino de la Ribera, pegado a la márgen sur cree que está en una zona de guerra. Pasan colectivos, camionetas, coches en un suelo dominado por los pozos, agujeros inmensos en donde podría perderse una criatura. ese panorama fue vivido por siempre por los vecinos de Ingeniero Budge.

Ahora creen que es muy buena opción el paso de la ruta, porque les traerá prosperidad. Pero que esa prosperidad no sea sólo para los paseos o ferias internadas como la Ocean, Urkupiña o Punta Mogotes. "No vamos a quedarnos a mirar como pasan los micros gigantes con miles de personas para las ferias internadas y nosotros sin trabajo. Vamos a resistir acá y defender nuestra fuente de trabajo" señaló un feriante.
Otra vecina aseguró "podrán tirar los puestos, derrumbar todo, pero vamos a seguir viniendo, nos vamos a jugar por este lugar".

El camino de Sirga ( podés leer el aspecto jurídico aquí http://www.derechoargentino.com.ar/naturaleza-juridica-del-camino-de-sirga-312 )
A grandes razgos dice la Ley que en ambas márgenes de cualquier río debe haber una distancia de 35 metros por cuestiones de navegabilidad. De hecho, los feriantes han propiciado este pedido legal. Ya se pueden ver contrapisos cortados a la medida propuesta y también hay otros que se han negado a que le destruyan su edificación.

Por otra parte existen algunos conflictos con respecto a la medida del espacio donde se levantan los puestos. Dicen los puesteros 14 metros; la municipalidad 9 y pico. Sin embargo creen que llegarán a un acuerdo.
No quieren ser expulsados por Prefectura ni Gendarmería porque se consideran trabajadores, quieren aportar sus impuestos y tener todo blanqueado, pero también desean ser considerados ciudadanos de primera y no de cuarta como lo son hoy.

Aquí una nota nota a Ricardo Moreno y a Mónica, una de las primeras en armar puestos en La Salada, cuando se realizaba una asamblea de puesteros y productores acompañados por Marcelo Brito el abogado defensor de los mismos.


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