La Ley Reserva Natural Provincial Santa Catalina fue promulgada por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires a través del decreto 1103-11, bajo el número 14.294. La misma había sido sancionada por la Legislatura bonaerense el pasado 13 de julio, al tiempo que desde la Justicia Federal una medida cautelar frenaba los impactos crecientes ocasionados en el humedal de la Reserva, la Laguna Santa Catalina, por la empresa privada allí instalada desde 2008.
La comunidad lomense y del resto del Conurbano Sur ve concretado un proyecto colectivo. Pasaron 1.594 días desde aquel comunicado de prensa del ex Intendente de Lomas, que anunciaba las tratativas gubernamentales para instalar en Santa Catalina un centro de tratamiento de residuos para toda la región. Luego vino la venta de la mitad del predio y todos sus impactos asociados, junto al incremento de otros caprichosos, indebidos y degradantes usos de este querido rincón natural. Pero como reacción, se consolidó pronto el movimiento ambiental más notable de la historia del Distrito, para defender este bien natural, lugar de encuentro, sitio histórico y centro de biodiversidad que ha dado el primer paso para recobrar su esplendor y destino genuino. En ese transcurrir, no faltaron las difamaciones, agresiones verbales y hasta físicas por parte de quienes vislumbraban en Santa Catalina su último botín.
Esta construcción colectiva multidisciplinaria y multisectorial, sustentada sobre sólidos atributos ambientales y sociales, no sólo busca preservar a perpetuidad los sobrados y múltiples valores de Santa Catalina, independientemente de las autoridades de turno, sino que también pretende ser un ejemplo para esta sociedad actual que reclama una política sensata, equitativa, respetuosa de la naturaleza, donde no seamos meras máquinas consumidoras, generadoras de residuos y objetos de continuas distracciones, sino donde podamos reafirmar el verdadero propósito de la vida, es decir, evolucionar positivamente como humanos.
Ahora sigue otra etapa importante de trabajo; la de lograr una zonificación dentro del área Protegida de 700 hectáreas que asegure la efectiva y enriquecedora conservación de la naturaleza de sus ecosistemas, la remediación de los daños ecológicos, la apertura a la comunidad a través de programas educativos y de esparcimiento, y la armonización de las restantes actividades corrientes ligadas a la estampa histórico-educativa de este lugar. Esta lucha que nació en un rincón de Santa Catalina, en la Facultad de Agrarias-UNLZ, floreció en todos ustedes con múltiples colores...qué más se puede esperar ?
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