La historia se repite, aún, cuando la Ley responde. La impunidad resalta en todas partes especialmente en aquellos lugares que demuestran tener poder más si también, exponen su fuerza ante cualquiera que intente oponerse, por diversos medios: legales, precios, o por la fuerza entre otros casos.
Hablo del famoso pero tan depreciado “Libro de quejas”. Ese “temible” instrumento de antaño al que se enfrentaban algunas empresas, en especial las del sector servicios; hoy como muchas otras veces, son meras esquelas personales útiles a los fines estadísticos.
La Ley 24.240 (Defensa del Consumidor) aclara afirmativamente que es obligatorio el uso y la facilitación del “libro de quejas” a los clientes que deseen poner en conocimiento no sólo a la empresa proveedora, en este caso de servicios de consumo, y a la Autoridad de Control u Aplicación tal el caso municipal –Defensa del Consumidor- o Provincial, de aquello que consideran está mal.
En ambos casos, estos entes de aplicación y control “deberían” controlar a los hipermercados para que tengan su libro de quejas, además de imponer la multa que corresponda por la gravedad de la falta a la Ley 24.240
Casos en donde empleados del hipermercado Coto al solicitarle el libro de quejas refieren que “no tienen” tal libro, que a lo sumo pueden ofrecerle un 0800 o un papel para colocar sugerencias, es pasible de denuncia ante el órgano de aplicación, que según los especialistas debe ser en dos vías: denuncia municipal y provincial y/o además, nacional.
Los Híper obvian la Ley, la pasan por arriba cuando conocen que es “obligatorio” cumplir.
Pero el que incumple reiteradas veces es porque no tiene un órgano de fiscalización correspondiente. Y si los órganos de aplicación no cumplen con su función, no es solamente porque desconozcan que suceden estos desvíos a la Ley. Los usuarios/clientes han expresado en reiteradas ocasiones sus denuncias y al ver el vacío legal al que son impulsadas sus demandas terminan por desistir. Es la cultura del vaciamiento social/legal, a favor de los intereses empresariales.
Al llamar al 0800 444 4848 - línea gratuita de Coto - la persona que atendió reconoció que evitan el libro de quejas, y saben que no cumplen con la Ley. Es decir, evaden su responsabilidad y nadie hace cumplir la misma. A pesar de ello, los ciudadanos prosiguen con su incansable camino de la queja a sabiendas en muchos casos que nadie controla, nadie aplica multas y nadie se interesa.
El rol del Estado en todas sus variantes, su reconocimiento como valor instituido para la defensa de los ciudadanos, y su función como instrumento de credibilidad social, depende no sólo del mismo, sino además de personas, ciudadanos, comprometidos con la mejora de todos estos niveles de participación.
Los hiper Coto y Carrefour no tienen libro. En cambio Jumbo lo tiene a su disposición. Leyendo la Ley 24240 de Defensa al Consumidor podemos actuar en consecuencia.
Pensaba que si los ciudadanos saben que en este país el empresario Raúl Moneta puede y hace negocios con el Estado Nacional, a pesar de tener varias causas abiertas por lavado de dinero, estafa y otras labores "argentinizantes", nos preguntamos: a quién le puede importar un simple libro de quejas, no? Naturalizar estas cosas, son la principal trampa de la globalización.
2 comentarios:
Yo ya he visto que varias empresas ofrecen el Libro de Quejas pero en internet. Esto me parece muy bueno porque te permite despacharte a gusto desde una pc y te queda el registro de la queja. El sitio es wwww.librodequejas.com
Hola, yo me leí toda la ley 24240 y no encuentro dónde dice que es obligatorio el libro de quejas... me podrías dar un mano. Gracias
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