lunes, 6 de febrero de 2012

Tongui: con vacunas no alcanza








Cuando llegué al Campo Tongui, entrada por Claudio de Alas cerca de Canadá, el calor pegaba fuerte al mediodía en esa barriada abandonada, contaminada del oeste lomense. Aunque sus habitantes tienen orgullo por crecer y desarrollarse no alcanza con querer serlo sino existe ayuda.
Veo que hasta los niños saben soportar en silencio el dolor de las agujas que les penetran la piel. Están acostumbrados a sufrir, a retener las lágrimas porque saben que deben ser fuertes ante esta adversidad.
Claro, hasta los funcionarios, dicen "esas tierra son usurpadas" y como tantos otros, aseguran que no deben tener derechos. Tal vez sea cierto. Lo que no tengo dudas es que no existe ser humano que no se sienta abatido, triste, humanizado por la carita de cientos de chicos de todas las edades con las mejillas sucia, llorando por el calor insoportable en ese medio repleto de tierra, con las remeritas colgando y dejando ver un hombro porque les van grandes y en patas como Dios los trajo al mundo.
Y cuando escucho a la gente decir que desde Desarrollo Social de Nación no les dan ayuda alimentaria porque son "usurpadores", la sangre se hiela. Y cuando me dicen que jamás pisaron ese suelo lomense ningún funcionario local y ningún concejal, uno sabe ciertamente que este no es el Lomas que dicen que queremos.
Por cierto, es posible que el hambre, la pobreza, el olvido, sean parte de un mundo contradictorio en donde existe el que busca el desarrollo personal, individual y no el colectivo.
"Distribuir" equitativamente la riqueza parece ser un concepto cristalizado en el bolsillo de los políticos. Y si bien es cierta la definición de política como el arte de resolver los problemas sociales también es cierta su antinomia, la política resuelve los problemas de quienes la administran. Hay excepciones, siempre las hay. Pero son tan pocas que se pierden en este mar de desesperanza.

Cuando la enfermera María Laura Williams con su cara rosada del calor por muchas hora de trabajo bajo una lona dice que la gente no quiere la tarjeta SUBE sino comida, damos cuenta del poco camino que tienen los funcionarios. Todos acomodados en sus oficinas con aire y bebidas frescas. Sus hijos con la mejor educación -en su mayoría en escuelas privadas de renombre donde la cuota vale más que el sueldo mínimo de un obrero de nuestro país- y, con las mejores obras sociales, percibo que no es que estemos fuera del proyecto Nacional y Popular por decir éstas cosas. Ellos están afuera del modelo por obviar lo obvio.
Me impactó la definición de Ana María, una de las tantas mujeres que ayuda en la capilla Ceferino en donde se llevó a cabo el operativo de vacunación. Me dijo: la preocupación más importante es la falta de escolaridad de los niños porque no les dan vacantes o no los quieren anotar por ser de Tongui. Y cuando todos los funcionarios aseguran que la alimentación, el trabajo y la educación son bienes inalienables del ser humano, caigo en la cuenta que nos están vendiendo una historia paralela como la descripta por George Orwell en "1984", el Gran Hermano que todo lo sabe, que escribe la historia y todo lo demás es mentira. Y en donde aquellos que se opongan pueden desaparecer.
Eso es Campo Tongui, un lugar olvidado por el mundo, lleno de contradicciones entre casitas de chapa y cartón y tremendas losas de dos o tres pisos, policías que conviven con delincuentes, con conexiones de agua que traspasan los estanques contaminados, sin luz ni gas, y con todo el cielo en su cabeza que los aprieta cada vez más a la tierra.
Los chicos de Tongui, sus mamás, sus padres, los adolescentes y ancianos merecen ser vistos como seres humanos.
Salgan de los escritorios, salgan de las oficinas, den la cara, caminen las calles de tierra como toman café en las Lomitas o vacacionan en Pinamar. Póngase la camisa del trabajador Peronista si dicen que son eso, porque la realidad es más fuerte que los discursos y la verdad más que la mentira.
Acá les muestro fotos de hoy en esa jornada en donde Salud de Lomas, de la mano de Ma Laura Williams hizo un gesto de amor en este suelo lomenses. Ella, enfermera contratada -ni siquiera la pusieron en planta siendo la mejor enfermera 2010 con premio y todo- por su capacidad, su estilo humano y su incansable tarea de amor por los chicos de su Partido hace que las cosas puedan ir por el camino de la esperanza.
Ni hablar de quienes llevan adelante la Capilla Ceferino, mujeres que consiguen alimentos por ayudas desinteradas de particulares y dan comida a más de 150 chicos de lunes a sábados. Nadie los acompaña en ésta dura tarea, sin embargo siguen.
Quién puede estar feliz con ésta y otras realidades de los más necesitados? Quiénes necesitan solidaridad y ayuda, Julio Iglesias o la gente de Lomas? No son chicanas políticas; cuando veo a los ojos de esos chiquitos veo a mis hijos. Ustedes, que ven?


Entrevista a María Laura Williams



Entrevista a Ana María

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