La lectura actual de la economía y la estructura político-social de nuestro país fueron algunos de los ejes propuesto en esta oportunidad por el doctor en Economía Juan Carlos Amigo, vecino de la localidad de Banfield, aunque hoy residente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Situación y perspectivas de la estructura económica argentina, fue el tema central que abrodó el catedrático de la Universidad de Buenos Aires y titular del IADE (Instituto Argentino para el Desarrollo Económico), ante un público variado en edad y experiencias.
Cruzó desde los subsidios a privados y públicos, entre ellos la disparidad existente entre las ApyME (Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios) y las empresas concentradoras de capitales; la dicotomía permanente en cuánto a clase que vive en la definición burguesía nacional; los tipos de explotación existente y el corrimiento que provocó en la economía la acu,mulación de capitales foráneos que se quedan con el excedente de la renta diferencial que produce la tierra; y como corolario la situación en América Latina con la suposición latente de que la República Federativa del Brasil, se esté convirtiendo en sub imperialista a pesar de mostrarse como contenedora de las expectativas populares y de revolución y recambio social en el país sudamericano.
Como primer punto advirtió que la subsecretaría de la pequeña y mediana empresa en nuestro país no cuenta con suficiente autonomía para tomar decisiones ya que las mismas son tomadas por la cartera que la contiene, el ministerio de Economía. Esto provoca que no hayan subsidios o créditos rápidos y eficientes para la mayores usinas de trabajo y producción en la Argentina.
En ese sentido argumentó que la estructura argentina en la producción se ha oligopolizado ( Mercado en el que unas pocas empresas llevan a cabo la producción de un bien o servicio, lo que crea un alto grado de interdependencia entre las decisiones de las mismas). Más aún se agrava la situación si tenemos en cuenta que las Pymes llegan al 50 por ciento del producto bruto argentino, además por cada 100 mil pesos invertidos producen trabajo, cuando las grandes empresas recién comienzan a producirlo cuando invierten 1 millón.
Con respecto a los subsidios admitió que no es una “mala palabra”, siempre y cuando vayan a los sectores productivos reales de la economía. Amigo hizo una referencia acerca de una Ley de Pymes que se está trabajando puesto que no se puede llegar a de Mesa del salario, la producción y el empleo e intentar “pelear” en igualdad de condiciones con, por ejemplo, el grupo Techint.
Señaló que hoy la premisa de la Apyme es decir un no rotundo al 15 por ciento de aumento del techo salarial, hay que llevarlo al 40 por ciento puesto que la producción se manifiesta con el consumo no con la retracción. Sumó la idea de que hay que subsidiar a las Pymes nacionales y no a los asalariados de Techint. Criticó la política tanto de Kirchner como de su esposa, de continuar subsidiando a los sectores concentrados de le conomía.
Por otra parte aclaró que la estrcutura del “llamado campo”, entre ellos a la Sociedad Rural, Coninagro, Federación Agraria y otras, no son el campo como los productores nacionales. En ese sentido advirtió que a través de estudios de campo de diversas organizaciones de distinto tipo, se llega a la conclusión que hay una fuerte midificación de la tenencia de la tierra, de su explotación y que, conjuntamente con las industrias se han conformado los que denominamos anteriormente empresas oligopólicas.
Estas empresas trabajan con un modo de producción en donde prosigue la denominada plusvalía (valor que el trabajo no pagado del obrero asalariado crea por encima del valor de su fuerza de trabajo y del que se apropia gratuitamente el capitalista). Y señala que la fuente principal de la acumulación capitalista es el excendente de la renta diferencia de la tierra.
A propósito prosiguió: “...en los años `60 el movimiento de mercancías llegaba al 70 por ciento y el 30 por ciento restante se dedicaba a la comercilización de títulos o al trabajo de la Bolsa. Hoy la ecuación se invierte totalmente...”.
Hizo mención de la incapacidad del Gobierno Nacional para sancionar una Ley de entidades financieras, que no sólo proponga reglas comerciales para la banca privada sino además que la considere como un servicio público y apto para dar crédito por ejemplo a las Pymes, puesto que durante el 2008 sólo un tercio de ellas tuvo financiamiento bancario.
Entre otros conceptos que plantean la antítesis de lo que los medios de comunicación masivos imponen manifestó sino hay que llamar “crisis a las súper ganancias y a la usura financiera de los que provocaron la caída de los mercados, puesto que nadie investiga quiénes, cómo y cuándo se llenaron de dinero”.
También cargo contra los llamados “gurúes” de la economía -Brodersohn, entre otros- que predicen catástrofes y forman parte de los mismos grupos concentrados de la economía que luego, preparan desastres financieros para enriquecerse y comenzar otra ronda de juegos económicos. Asimismo aclaró que contrariamente como se dice que el capital se destruye, aseguró que el mismo no se destruye sino que se transforma, cambia de manos. Y uno de los puntos que más precisó fue la actitud del mundo ante la crisis: “...la crisis el pueblo no la está aceptando pasivamente como antes, donde había resignación. Hoy hay protestas y descontento en todas partes...”.
En cuanto a Brasil lo plantea como sub imperialista, no sólo por la “marca y patentes” de sus empresas sino además por las presiones que ejerce en otros países de América Latina -El precio del gas con Bolivia y Paraguay-, en petróleo en Argentina, como así de todos los productos manufacturados que intenta introducir en los mercados pidiendo mercado libre para ellos y en cambio, colocando subsidios para sus industrias y barreras arancelarias para los países de la región.
Finalmente al tratar el tema de una burguesía nacional expresó que esta ya existe tal como se planteaba a la constitfduía por empresarios y obreros con un sentir local. Aclara: la burgesía nacional no son los sectores concentrados, el Gobierno se apoya en estos y los llama sectores capitalistas.
Amigo declaró que “la reconstrucción de la burguesía nacional requiere de un gran esfuerzo en donde muchos seguramente apoyan, pero la realidad muestra otra cosa”. Y tomó como ejemplo a la isla de Cuba, en donde todos los cubanos a pesar del bloqueo económico por más de una década implantado por los Estados Unidos de norteamérica, se amalgamaron en una expresión y una síntesis que permitió consolidar un mercado y producción, políticas educativas, de salud y otras, fuera del ámbito de las grandes coproraciones.
Y se preguntó ¿Qué reclama el pueblo que cambie, apoya los cambios o se queda en su casa? Y culminó la frase: “el discurso sin la acción no sirve”. Puso como ejemplo, entre tantos otros, para figurar un dato de bueguesía nacional a la pelea del ministro de salud del presindete Illia en 1965 cuando se enfrentó a los laboratorios y patentes de medicamentos argumentando que no había que pagar más patentes porque nuestro país podía producirlos. Así se creó la idea del medicamento genérico. Más tarde por maniobra de los laboratorios – y de los grupos a los cuáles representaban- no sólo no se produjo esa idea de producción sino que además y gracias a la coyuntura político-económica del país fue derrocado el Presidente Illia un año después de esa controversia con los grupos concentrados de poder.
Sin embrago aclaró que es posible simpre oponerse a ese poder y construir una nueva dirección política siempre y cuando existan acciones concretas para realizarla.
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