Históricamente, el poder político estaba reflejado alrededor de la plaza: monumentos, oficinas administrativas, iglesia, bancos. Hoy el poder politico se mira a si mismo en la decadencia instaurada de los espacios sociales, puesto que ha abandonado tras retóricas discursivas y programáticas al lugar de reunión, de entretenimiento, esparcimiento, cultura y actividades de todo tipo por un modelo nuevo de cursilería cultural dominada por espectáculos montados para cierto público.
Demos como ejemplo en este caso puntual a la Plaza Grigera, la más importante de Lomas de Zamora si tomamos a manera de dato su ubicación: frente al palacio municipal.
Sin embargo, como mal presupone la mayoría, es la plaza más abandonada del distrito. No sólo es abandono de su infraestructura: juegos para niños, bancos, monumentos, etc; sino que además, configura y esconde una silenciosa y mayor gravedad: el hecho de que los fines de semana cientos de ciudadanos lomenses concurre a este espacio para pasar un día en “su plaza”, sin saber que un simple accidente no podrá ser evacuado porque no hay siquiera una ambulancia dispuesta a tal fin; tampoco hay bocas de agua, ni baños a la vista.
Una plaza es considerada una unidad “integral” compuesta por varios factores: estructura, diseño, espacios de caminata, de lectura, de reposo, de entretenimiento, de comercio, de cultura y también, de salud y seguridad. Una plaza insegura deja de ser un espacio para todos. Se convierte en un campo desierto de solidaridad y desidia de Gobirno.
De una manera evidente los “juegos” para niños son los que están más cuidados y custodiados. Pensarán que buena acción política. Debería ser así, cuando la plaza es un instrumento principalmente de uso público y por tal motivo debe ser de utilidad pública para todos los habitantes por igual.
Así sucede, pero acerca de los juegos para niños que han sido “privatizados”, aquellos que están “enrejados” y en donde se cobra un dinero para disfrutar; esa plaza es la mejor cuidada y es la que a simple vista pareciera preocuparle en primer lugar al responsable del municipio el intendente, Jorge Omar Rossi.
Seguramente no lo verán a Rossi en la plaza -salvo un acto protocolar- quien sinceramente debería pensar si sus colaboradores inmediatos al dejar de cumplir con sus obligaciones colocan al Jefe comunal a una suerte de exposición negativa, primero frente a la gente y después ante los dirigentes de importancia provincial y nacional. Sino es así, porque hay una directiva de “no gastar” en plazas, la responsabilidad es clara.
Mejor que decir es hacer
El PIC (Programa de Infraestructura Comunitaria) que dirige Juan Carlos Ceja intenta dirigir una cruzada para poner a punto a las plazas del distrito. Así lo menciona a través de notas en medios locales (ver informe de prensa de la municipalidad del 26-01-09).
Sin embargo, Cejas debería empezar por casa, por la vista principal puesto que en este caso se cumple lo que dice el refrán popular: “en casa de herrero, cuchillo de palo”, en referencia a la principal plaza del municipio que es la que en peores condiciones se encuentra.
Esta expresión pone en duda que el PIC empiece por la periferia para embellecer, igualar socialmente, distribuir las tasas y dineros de los contribuyentes, porque según nuestra investigación estos espacios están totalmente abandonado en su mayoría.
No podemos dejar de lado la “pobre” función que cumple el secretario de Obras y Servicios Públicos local, Julio Massara. Dependen de él las plazas. Dependen de él la calles del distrito, dependen de él las luminarias, las obras , las veredas, los puentes, etc, etc. Todas funciones del funcionario que parece no funciona de acuerdo a las expectativas de la mayoría, de los vecinos que esperan no promesas sino realidades. Mejor que decir es hacer, dice la frase por antonomasia propuesta por el jefe ideológico natural del partido que Gobierna Lomas, Juan Perón.
Un signo de la realidad
Este escrito, que va acompañado de una “crónica de la plaza Grigera”, quiere exponer, dejar a la vista del que sabe mirar una serie de capacidades que carecen los dirigentes: voluntad política, es la primera de ellas.
En este apartado se incluyen a modo de ejemplo el malogrado intento de recuperar el Campo Finky; el olvidado proyecto de un parque de juegos y deportes público para los habitantes de todo Lomas, el espacio de juegos para San José en avenida Pío Collivadino al 200, o el embellecimiento con parque, campo de deportes y juegos sobre el entubado del arroyo Las Perdices, en avenida Eva Perón (ex Pasco) al 2700. De esta manera siguen otros casos a lo largo de los puntos cardinales de Lomas de Zamora.
Y porqué las plazas, porqué tocar un tema que parece fuera de una nimiedad tremenda frente al problema de la pobreza, de la desocupación, de la crisis. Aunque parezca extraño, todos estos temas tienen que ver con las plazas.
Porque las plazas son un “signo” de la grandeza o la decadencia política, ya que el poder de la dirigencia se halla en sus monumentos y el respeto a ellos, sus grandezas se encuentran en el arte de hacer posible lo imposible, su comunicación y solidaridad se observa a partir de compartir el bien común. Datos extraídos de una realidad que quisiéramos que cambie para volver a tener esperanzas, para volver a creer, y para no sentirnos contínuamente defraudados.
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