Anahí,
Anahí,
tu
raza no ha muerto, perduran sus fuerzas en la flor rubí.
(de las luchas guaraníes contra los asedios españoles...
Anahí significa bella como la flor del Ceibo)
Ardor, del alma, de trozos mojados de telas, de amor, ciertas
caricias, grupos, colectivos sociales, esplendor de risas y abrazos, amigas amigos
soles encendidos en su cenit… bravura entre lágrimas como tu historia Anahí, de
joven fulgurante de tu tribu, ésa fue la gesta que nos dejó tu partida, que
femicidio que asesinato de una mujer interpuesta por un Estado estéril para los
derechos.
La historia del femicidio de Anahí Benítez ocurrida en Lomas
de Zamora a partir de su desaparición el 29 de julio, pudo haberse evitado. Nadie
creía que iba a terminar enterrada en el lugar en donde habían rastrillado
varias veces cientos de policías, perros, caballos, drones y demás. Nadie
pensaba, lo que sí se intuía era la desprolijidad y carencia de un equipo
integral y profesional en la búsqueda de personas desaparecidas. (ver gráfico
Unidad de búsqueda de personas extraviadas del ministerio de Seguridad
nacional. Si con todo ése aparato no lograron evitar el asesinato de Anahí,
pués que muestren para que sirve).
Como tantas otros asesinatos de mujeres, aberrantes dolidos
y sentidos por la comunidad, el Estado en su etapa de abandono más extremo se
pone a prueba nuevamente ante la mirada atónita de la comunidad, en especial la
del Ensam (Escuela Nacional Superior Antonio Mentruyt) de Banfield.
La comunidad, las/los
estudiantes junto a su profesores, docentes, preceptores, madres y padres fueron
la gran Tribu que movió el caso y pidió por su estudiante, su amiga, artista,
amante y heroína con su sonrisa, con sus marchas en defensa de los derechos de la
mujer, que como muchas participaba del colectivo del Ensam siempre dispuesto a
dar y no sólo con la presencia sino también a través del arte. (Ver cuadro
sobre San Martín, Anahí Benítez autora).
Cuando sus compañeras el día sábado 29 de julio la saludaban por última vez en la puerta de su casa, de manera física, a eso de las 13 luego de una jornada de amigas, se fueron con todas las risas, los sueños, las pasiones puestas en eso: esperanza de ser adolescentes, de ser protagonistas. Hoy tienen un destino de dolor, lágrimas y un sentimiento de vacío muy difícil de sobrellevar.
Unos meses atrás…
El 17 de mayo un grupo de 6 policías de la bonaerense armados
ingresa al Ensam con el pretexto de que perseguían a menores “armados”. Cuando
fueron interceptados por profesores y preceptores del establecimiento educativo,
decidieron salir del lugar. Con estupor la comunidad educativa ve que dentro
del patrullero tenían detenido a un menor de 16 años, Lautaro Iván Morales, a
quién los policías amenazaron, le pusieron una bolsa en la cabeza y detuvieron
por portación de “pelos coloreados”.
Este hecho marcó, junto a tantos otros en que la policía
amedrentó a estudiantes del Ensam, un punto de inflexión. Los policías fueron
puestos a disponiblidad luego de una multitudinaria marcha a los juzgados de
menores de Banfield para pedir explicaciones por el atropello. Y la bronca de
la fuerza quedó “latente”.
No son pocos los que se preguntan: es confiable la policía
bonaerense para realizar la investigación del caso? Está capacitada? Las fiscales
del caso cómo actúan? Cómo es posible que después de días de rastrillaje no
hayan colocado puestos de vigilancia en el predio de Santa Catalina en sus entradas, con el fin de que no suceda lo
previsto: entierren el cuerpo en las propias narices del sistema judicial y
policial?
Salvo que el mensaje hacia la sociedad sea el siguiente: “por
más que intentes no lo vas a lograr, hacemos lo que queremos”. O existe una
falta enorme de profesionalismo, carencia institucional o hay complicidad. No
digo intencionalidad política, judicial y policial porque no tengo los
elementos sin embargo se muestran como indicios.
Las chicas, los chicos…
Lautaro, amigo y compañero de aula de Anahí volvió ser
noticia. Lautaro y sus compañeros del 5° 2da otra vez fueron golpeados por el
sistema, que una vez más los abandona, que los persigue y desprestigia con cada
acción; en un caso con detenciones arbitrarias y amenazas a menores; en el otro
la falta de respuesta: el femicidio de Anahí, frente a sus narices después de
cuatro días de estar viva según confirma la pericia de los forenses.
La comunidad del Ensam fue la que motorizó la búsqueda.
Siempre solidaria no sólo con sus estudiantes sino con todo hecho que suponga
la defensa de las derechos sociales, civiles y humanos de las personas. Hoy es
atacada, hoy como otros adolescentes son perseguidos por un sistema que mira la
ropa, el pelo corto o largo, la barba, para decidir si sos o no peligroso o “disfuncional”.
El hecho grave del 17 de mayo culmina con el femicidio,
asesinato de Anahí el 4 de agosto. Aún sigue impune, aún la Justicia se halla en
estériles allanamientos y sigue sin saber que pasó. La sociedad indefensa, conmocionada.
El rol de los medios, show marquetinero mediante, ayudó de todas formas a ejercer presión sobre
las autoridades. Sin embargo, el hallazgo del cuerpo de la adolescente hizo que
todo perdiera credibilidad. Medios, Justicia y fuerzas policiales hicieron su
montaje. Anahí despojada de su derecho a vivir. Sus compañeros/as arrasados en
sus ilusiones pero con la intención de reponerse, porque son sangre fuerte y
persistente.
Y sin vacilar, una nueva marcha el 4 de setiembre para visibilizar
un pedido que necesita ser esclarecido: Justicia X Anahí!
Ver supuesto sistema de seguridad que se implementa en la búsqueda de personas "extraviadas"