martes, 28 de octubre de 2008

La inseguridad ¿De quién?

Si leemos las tapas de los principales medios de prensa de Buenos Aires, el tema que surge en todos ellos es el de la inseguridad. Pero no sólo es ese criterio el empleado para argumentar el momento instalado de la agenda. Es inseguridad pero además, es la cometida por menores.

Esto ayuda a completar el cuadro social, que tiene un mayor impacto en la producción de noticias: los grupos mediáticos acuden a su mejor herramienta de presión: la letra. Pero en este caso, no es que se ponga en duda el criterio inmediato de lo inseguro de la sociedad. Lo que se pone en jaque es el cuadro de la política, es el Gobierno que no hace nada.

Ciertamente no existe una política integral. Hay un Estado que aporta cuotas inmensas de “garantismo”. Eso lo corroboran además los cientos de jueces que aplican sentido “humanitario”, no para los delincuentes comunes, sino para aquellos que han asesinado.

Porque entre robar y asesinar existe un mundo de posibilidades diferentes y de personas distintas. Cuando se llega a quitar la vida de alguien se cruza una barrera que ya no tiene que ver con la pobreza ni la riqueza.

De La Cava a los Countries

Cuando vemos el avance de multimedios, empresarios y políticos haciéndose carne de la desgracia del ingeniero de San Isidro (no lo nombro por respeto a los cientos de personas asesinadas de otros lugares, que no reciben el mismo trato) ponemos el acento en algunos aspectos a tener en cuenta.

El asesino, debe recibir una respuesta por parte de la Justicia, sea menor o no. Cadena perpetua o los años que correspondan. Pero no debe existir un “garantismo” `a social´, contra la sociedad por dejar salir a personas que han asesinadouna o varias veces, y también con delitos graves y vemos que muchos de ellos están libres, en la mayoría de los casos participando de otros delitos.

Debe existir una responsabilidad por parte de los magistrados que creen tener el poder de dar o quitar la vida a cualquier persona por sus formas de juzgar.

Pero culturalmente aceptamos como natural el hecho de que lo malo está en las zonas pobres, barrios de emergencia, villas, o como las llamemos.

Como contraparte están los lugares comunes de pensar que gente buena se halla en zonas de hermosas casas, countries, barrios cerrados y otros.

Asimismo hay toda una cultura acerca de los estereotipos personales en donde el negro de piel o su forma de vestir se asemeja más a una mala persona y el rubio o persona de tez blanca y de buen vestir, es una persona honorable, bondadosa y cálida.

Se centra esta hipótesis en el hecho de que en el asesinato del ingeniero Ricardo Barrenechea se puso en el tapete cuando la gente argumentó -hasta el intendente de San Isidro Posse- que se agudizaba el peligro de los delincuentes desde el momento mismo en que la “gendamería” se había ido de La Cava.

Ahora, ese supuesto también contradictorio y culturalmente aceptado esconde una forma estructural: la idea de que en la villa están los malos y en los barrios pudientes, los buenos.

Pero si mal no recuerdo asesinatos como los de María Marta Belsunce, Nora Dalmaso o el de Roxana Galliano, con todo su componente de encubrimiento y formas de poder, no sucedieron en las villas sino en los countries. El caso resonante y actual como el de la pista de la efedrina también tuvo como espacio de ocultamiento de los narcos a los countries. Y así podemos seguir en una larga lista.

Y lo que no forma parte de una hipótesis y tampoco de una “naturalización” es el concepto de riqueza, de cómo se llegó a ella y la sensación de que en los barrios opulentos de la zona norte, barrios privados y countries se encuentran los personajes más siniestros de la destrucción económica y social de gran pate del pueblo argentino.

Cuando decimos la Gendarmería debería estar en tal o cual lado, pienso debería estar en Puerto Madero, o en San Isidro o en countries privados para privilegiados que piden al “Estado” un estatus qúo con el fin de preservar lo que ganaron. Cualquier persona que se cuestione acerca de los dineros provenientes de esos espacios de privilegio tendrá una seria duda al pensar si son “sanctos” o no. Y la Justicia ni siquiera se toma la molestia de saber de donde provienen, como tampoco los fiscales. Porque ellos mismos forman parte de esa élite social.

O acaso no accedemos cotidianamente a través de las noticias de casos en donde hay una Justicia para pobres y otra para ricos. Como así también una cárcel para ricos y pobres. Nos olvidamos de los calabozos “vip” o es un sueño?.

En un país en donde hombres como Raúl Moneta, ex banquero porque defraudó y fundió los Bancos de Mendoza y República –causa por la cuál estuvo seis meses prófugo de la Justicia-, que realizó lavado de dinero a través del Federal Bank de los EE.UU, que tuvo como socios a Carlos Menem, José Luis Manzano, Alberto Kohan entre otros, y hoy 28 de octubre de 2008 todos ellos hacen negocios no con cualquiera sino con el propio Estado Nacional, el concepto de imputabilidad de menores y si son pobres mucho mejor, cae por el piso.

No existe un mecanismo que pueda ser “moral ni ético” menos si proviene de una política monocorde en este caso de la "seguridad". Más si tenemos en cuenta que vivimos en una sociedad en la que a partir del dinero, el poder y por la fuerza, se puede quitar del medio a los que molestan.

Los delincuentes que no empuñan efectivamente un arma pero que “asesinan” virtualmente a millones de personas con leyes anti sociales, con empresas explotadoras, con cargos en Gobiernos y en la Justicia, con corrupción y entrega del patrimonio nacional, si tenemos en cuenta los patrones instituídos son personas dignas, morales, de bien.

Esos son los que están pidiendo hoy se baje la imputabilidad de los delincuentes menores a 12 o 13 años.

De acuerdo con que se juzque a los asesinos. De acuerdo para que la Ley sea igual para todos. De acuerdo en que sean juzgados y se pongan en el estrado también a los que tanto tienen y no saben como justificar esos dineros.

Así la mano dura como trampa no nos ciega. El sociólogo francés Pierre Bourdieu analiza esta situación y dice “el campo de poder (...) no es un campo como los demás: es el espacio de las relaciones de fuerza entre los agentes que están suficientemente provistos de uno de los diferentes tipos de capital para estar en disposición de dominar el campo correspondiente y cuyas luchas se intensifican todas las veces que se pone en tela de juicio el valor relativo de los diferentes tipos de capital”.

Vemos las relaciones de poder: los que más tienen, lo que han acrecentado la brecha de la desigualdad social contra los desposeídos. Reitero: el que asesina, merece la cárcel. Ley para todos por igual. Podrá ser así en Argentina?

1 comentario:

Anónimo dijo...

VOY A CONDIMENTAR CON 2 INGREDIENTES
TU EXCELENTE COMENTARIO
1RO:Las acciones de los jóvenes de hoy, son el resultado de lo que NOSOTROS VOTAMOS AYER.
2DO:La delincuencia CUMPLE AL PODER (no dije gobierno sino poder)las mismos "prestaciones" que cumplió:guerras
mundiales,dictaduras,democracias obsecuentes.En fin...para "ellos" somos muchos hay que ir sacando" gente de alguna forma,guerra,desaparecidos... y hoy el "paco" + delincuencia= muerte...la cuenta da.
Lo mas terrible que escuche en el "conflicto" del campo fue a d"angelis(testaferro de los campos de yabran) decir: si quieren un kilo de lomo que lo paguen 80 pesos como en Uruguay.(hay nombres sin mayúsculas porque ni la merecen)
UN GRAN SALUDO A LOS 3
Marcelo el hijo de HILDA MALLO.