martes, 26 de enero de 2010

La Navidad de Tongui

Cientos de chicos recibieron su regalito. Algunos, los más pícaros se llevaban 4 o cinco a sus casitas precarias con la sonrisa en la boca porque había para todos. Y todos recibieron su camioncito o su muñeca, regalos del corazón y el alma donados, muchos de ellos, por pasajeros de la empresa Villa Galicia "la 266" como la conocen en Lomas de Zamora Este.
También llevaron a la Casa Tatú que se inauguraba luego de varias fechas fallidas por las intensas lluvias, alimentos no perecederos, ropa, bicicletas.
El nexo, fue Gino una persona poco común por su hombría de bien y de ser humano, que organiza a los médicos de la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba que atienden a miles de familias allí en Tongui, la toma denominada 17 de Noviembre.
Y la salud llega por el acto solidario conjunto. De médicos, habitantes, organizaciones desinteresadas que sólo quieren cooperar y hacer un poquito el mundo más habitable.
Obviamente en Tongui, nada es habitable de una manera digna. La dignidad se pierde a cada paso por el abandono y olvido social y político.
No existe una red de agua potable. No hay electricidad. No hay calles ni veredas, menos aún cloacas ni siquiera baños. Qué hay entoncres en Tongui? Hay seres humanos con ganas de crecer y necesidades insatisfechas. Y esa gente insatisfecha trabaja;
¿Es gente de fiar se preguntan los que cruzan la autopista sin ni siquiera percatarse de su presencia? Si, es gente de trabajo, gente con amor y solidaridad. Conceptos livianos para un mundo que cada vez, está más pesado.
Por eso reciben atención médica en el centro de salud Propuesta Tatú. Ocho médicos argentinos que ofrecen gratuitamente sus servicios. Mientras diagnostican dan los medicamentos que cada uno necesita. Si, lo que necesiten. Remedios cedidos por otra persona solidaria. Falta mucho, pero menos gracias a la ayuda de la sociedad solidaria.

La Navidad
Pero este trabajo que fue comandado, pensado y organizado por Rubén Andrés Fredes junto a sus compañeros que conforman los Choferes Solidarios, muestra que la Navidad puede ser feliz aunque sólo sea por un ratito.
"Son todos juguetes nuevos para los chicos", dice Fredes a la vez que afirma "con la ayuda de la gente, rifas y choriceadas logramos juntar una cierta cantidad de dinero para la compra de estos juguetes".
Los pibes se avalanzaron sonrientes sobre el colectivo que los esperaba, ni siquiera el calor insoportable pudo detener esos bracitos entrelazándose con los juguetes.
Al final, música con bandas de por medio, nos fuimos con el atardecer cálido en los ojos y el corazón.

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